A pesar de su situación en la
sierra, a unos 900 metros sobre el nivel del
mar,
Grazalema no era un
pueblo aislado que languidecía a la
sombra de la cumbre de
San Cristóbal. Aparte del floreciente
comercio de la lana, era el centro judicial y administrativo de la comarca que comprendía
Benaocaz,
Ubrique, Villaluenga,
El Bosque y
Benamahoma donde vivían unos 20,000 habitantes.