Luego vendían las mantas a título individual a los comerciantes de los
pueblos y aldeas de la comarca, a exportadores u otros intermediarios. En algunas ocasiones usaban las mantas como moneda de cambio para saldar sus deudas. Así funcionaba resumidamente la
artesanía textil en la localidad. Se dice que
Grazalema es el
pueblo más lluvioso de
España y a esta circunstancia se debe el secreto de sus lanas que son más limpias y mejor lavadas que la lana de otras zonas.