Se convirtió en uno de los focos que más resistencia opuso contra el bando franquista.
Grazalema fue ocupada por los nacionales el 15 de septiembre de 1936. Una primera fiebre de fusilamientos y asesinatos dejó decenas de muertos. Después cayeron 59 republicanos más. Muchos escenarios del horror se confunden ahora con los atractivos turísticos de la serranía gaditana. El
acantilado de Grazalema es ahora un
mirador, pero durante los peores años sirvió para arrojar a los muertos. Los refuerzos de cemento han tapado los agujeros de bala de la
plaza de toros de la pedanía de
Benamahoma, lugar de numerosos fusilamientos.