El último de estos jubileos se ha inaugurado el pasado 8 de diciembre de 2.015, por decisión del Papa Franscisco, que manifestó al convocarlo que: “…he decidido convocar un Jubileo extraordinario que coloque en el centro la misericordia de Dios. Será un año
santo de la Misericordia, lo queremos vivir a la luz de la palabra del Señor: ‘Seamos misericordiosos como el Padre’. (…) Estoy convencido de que toda la
Iglesia podrá encontrar en este Jubileo la alegría de redescubrir y hacer fecunda la misericordia de Dios, con la cual todos somos llamados a dar consuelo a cada hombre y cada mujer de nuestro tiempo.”. Con algunas modificaciones menores que se han ido introduciendo a lo largo de la
historia, el rito de la inauguración del jubileo comienza con una solemne
procesión en la que el Papa se dirige hacia a la
Puerta Santa de
San Pedro que hasta ese momento permanecía tapiada a cal y canto. Allí tras golpear por tres veces la puerta con un martillo ceremonial pronunciaba la siguiente fórmula: “Abridme las
puertas de la justicia; entrando por ellas confesaré al Señor”