La sociedad jerezana del siglo xix tenía una estructura dual, un pequeño grupo de ciudadanos conformaba la burguesía, en la que se integraban los grandes propietarios, los exportadores de vinos y buena parte de la nobleza, en el otro extremo se encontraban las clases populares, el proletario rural y urbano. Esta estructura de dualidad propició varios levantamientos de campesinos que el gobierno trató de controlar corriendo el rumor de la existencia de La Mano Negra (1882-1884), una especie sociedad secreta anarquista de la Baja
Andalucía que se decía tenía en Jerez su núcleo central durante la segunda mitad del siglo xix. Esta fue la excusa gubernamental que se enarboló para la represión y el ajusticiamiento ejemplar de varios campesinos.