Se hallan en el interior algunos cuadros e imágenes de verdadero valor
artístico, entre los que citaremos el
Cristo de la Viga, crucificado tardogótico de finales del s. xv, y la
Virgen Niña, de Francisco de Zurbarán. Francisco de Zurbarán fue un pintor del Siglo de Oro español que destacó en la pintura religiosa, siguiendo las disposiciones de la contrarreforma sobre el
Arte. Sus obras muestran una aguda observación y reproducción del natural, especialmente en la captación de los valores táctiles. Asimismo, un gran talento para resaltar las figuras, sobre fondo oscuro en su primera etapa y sobre bellos
paisajes después. Su
colorido es muy personal y bien armonizado: rosas, malvas, verdes, y unos espléndidos blancos. Zurbarán siempre resalta la humanidad de los personajes
santos, y representa los elementos naturales y las escenas cotidianas con un aire real y espiritualizado al mismo tiempo, en un ambiente de mágico silencio. Por contra, se le reprocha poco dominio de la perspectiva y del escorzo, parca habilidad para reproducir el movimiento, y dificultad para ordenar las figuras en el espacio, dentro de composiciones complejas.