En 2015, el pésimo estado de conservación de las
campanas obligó a su desmontaje y retirada de la
torre de la
catedral. Una empresa fue la encargada de la restauración de las ocho campanas que estaban a solo un 5% de su capacidad con el fin de eliminar la suciedad provocada por las aves, la reparación de las grietas y la mejora de la estructura de sujeción hecha de madera.