La advocación de
San Miguel acabaría por dar nombre al futuro templo y por ende, a todo el
barrio. HAY un Jerez que recuerda a Nápoles. Sus límites son imprecisos, tal vez la
Cruz Vieja, la
calle Porvenir, la Hoyanca. Es la ciudad olvidada, la de las
casas de vecinos, los almacenes y los talleres en los viejos bodegones.
Flores en los
balcones. Cal. Toque y cante. Hay ropa tendida a la vista, niños jugando al balón, niñatos con
motos ensordecedoras. Aquí todo parece dar igual, cada cosa es lo mismo desde hace siglos, el universo cambia para permanecer intacto.