Levantada por los soberanos almohades, ésta mezquita es la única que se conserva en la ciudad de las dieciocho que había durante la época islámica. Su interior, hoy convenientemente restaurado, conserva además de sus clásicos
arcos de herradura, las partes sustanciales para el rito musulmán, tales como son el alminar, el
patio de abluciones, la sala de oración y el mirhab, así como un
altar que nos recuerda que aquí se creó la primera
capilla cristiana de
Santa María del Alcázar.