El
Castillo de
Jimena de la Frontera se construyó estratégicamente sobre el Cerro de
San Cristóbal, un lugar ocupado desde la prehistoria como demuestran las
cuevas de
arte rupestre cercanas, y por el que han pasado los tartésicos, bástulos, turdetanos, fenicios,
romanos, musulmanes y cristianos, dejando todos ellos la huella de su pasado. La estratégica situación del castillo convirtió a Jimena de la Frontera en un importante enclave fronterizo, primero nazarí y después cristiano. Su ubicación permitía visualizar una amplia panorámica que podía extenderse en días claros hasta el
mar. El castillo representa la principal seña de identidad del municipio de Jimena de la Frontera.