En una
calle contigua se sitúa un segundo espacio arqueológico bien conservado, formado por un tramo de 15 metros de la
vía principal de la antigua villa
romana y que fue realizado en el siglo I d. C. En el norte de la localidad sobresale la
Iglesia de
San Juan de Dios. Se levantó en el siglo XVI sobre el terreno de una antigua
ermita dedicada a San Sebastián. Fue un conjunto dedicado a la vida conventual, con
claustro, iglesia y dependencias que acogían a los enfermos. Actualmente la
parroquia continúa con su actividad, mientras que el claustro es un instituto.