Todos los
rincones fríos del planeta tienen algo en común, el calor que añoran. El calor de un corazón olvereño que he encontrado hoy, a seis de febrero de dos mil seis. No ha sido en
Olvera, ni tampoco es un corazón con el que vaya a compartir el resto de mis días, pero le he conocido en un lugar acuático que es donde empienzan todos los amores; con intercambio de fluídos.
Porque la vida sin pasión es menos vida, y porque las cosas importantes son aquellas no comprables; bueno, y porque los finlandeses
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