Francisco Entrenas Períáñez, el portero del
Ayuntamiento republicano, huyó a Osuna, de donde era la
familia de su esposa, fue detenido como fugitivo cuando trillaba en
la era e ingresó en la cárcel de esa ciudad. A los pocos días, cuando fue a visitarlo su esposa como hacía diariamente, se lo habían llevado y nadie lo volvió a ver.