En la
sierra gaditana y malagueña, lo escarpado del terreno favorece la aparición de partidas de guerrilleros que traerán a mal vivir a los franceses. Muchos guerrilleros participan en las guerrillas, como el franciscano capuchino Antonio Porras (Fray Miguel de
Olvera) fusilado en 1811 o el destacado guerrillero Tomás de Anoria. Bastante mal parado, el
ejército francés se retira de la serranía en 1812.