Espero que el año que viene cuando vuelva de nuevo a Puerto Real me lo encuentre un poco mejor. Nada más bajar del tren, no sabes donde estás, aparece un aparatoso y peligroso andamio para poder pasar de una parte a la otra. Me adentro en lo que fue mi escuela, y si no es por un par de edificios antiguos no sé donde estoy. Intento pasear por el paseo de las canteras, y si no es por la venta “El Chato”, no sabría donde estoy, y para colmo estaba cerrado por vacaciones. Me voy hacia el pueblo, por una carretera cortada, y pasando por el dichoso andamiaje. Quiero pensar que los jardines donde estoy son el “Porvenir”, están abandonados, los bancos rotos, fuentes sin agua, etc. Para mal de mis males el bar de “La Primera “también cerrado y abandonado, cuantas cervezas y chocos pude tomar en ella. Continuo por la calle Sagasta, me alegro ver en una fachada flores, tales como buganvillas, etc, que en mi época ya estaban. La calle de la plaza si me gusto mucho con sus tolditos para el sol y demás. Pero bueno, a pesar de todo para mí sigue siendo un pueblo al que le tendré mucho cariño y al cual le estoy muy agradecido.