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SAN FERNANDO: ¡Que pena llegar a vieja ¡ Esta frase tan oída es,...

¡Que pena llegar a vieja ¡

Esta frase tan oída es, la que últimamente mas repite mi madre. Ella tiene 89 años y sufre de insuficiencia cardiaca, diabetes, y problemas de circulación en las extremidades inferiores.

Se quedó viuda hace 13 años, y desde entonces sus cinco hijos no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo en "que hacer con la vieja". Ha vivido con varios hijos diferentes periodos de tiempo y siempre ha habido problemas. Todo nos parecía poco para ella, eso si, cuando vivía en casa ajena a la nuestra. Hace dos meses "la vieja" se cansó, y en una de sus visitas a su casa dijo "de aquí ya no me mueve nadie". A unos les pareció una decisión acertada, a otros, un problema (es más cómodo, que en su propia casa un hermano cuide a tu madre).

Yo quise solucionar el problema de una vez para siempre, acudí a un sacerdote para exponerle mis ideas y pedirle que, hiciera de moderador en caso de tener que discutir las diferentes soluciones que cada uno de los hijos aportara.

Mis dos ideas principales eran las siguientes:
1º.- Como ninguno de los hijos trabajamos y estamos relativamente libre de cargas familiares (desde mi subjetivo punto de vista, yo soy el que lo tengo mas difícil. Mi mujer trabaja de 8 a 3 de la tarde y tengo dos niñas, de trece y cinco años), proponía que cada día cuidara a mi madre un hijo, estableciendo un turno que se repite cada cinco días.

2º Otra solución era hipotecar el piso de mi madre propiedad indivisas de los cinco hijos, usufructo de mi madre. Con ese dinero podríamos sufragar el gasto de una asistenta.

Una vez expuestas mis ideas a tres de mis hermanos, me dijeron que no hacia falta ir a ninguna reunión con el sacerdote, y que optaban por la primera solución.

A mi hermano Antonio me fue muy difícil explicarle las soluciones, su postura totalmente intransigente era, que solo podría atender a nuestra madre durante el periodo de tiempo en que su mujer estuviera trabajando. Es decir; por las mañanas, días lectivo y en época escolar. Al intentar razonar con él, su mujer Maria del Carmen Ibáñez, empezó a chillar de tal manera que nos fue imposible la comunicación telefónica.

Posteriormente vía e-mail, volví al asunto y le comuniqué a mi hermano Antonio cual había sido el acuerdo de los hermanos,. La respuesta fue la misma, tengo a mi suegro viviendo en mi casa, y tengo que preparar la comida (excusa bastante extraña si tenemos en cuenta los periodos que no quiere cuidar a mi madre, precisamente, los que él está mas libre). Una vez que me confirmó que el acuerdo a él no le vinculaba, quise comprobar si era capaz de dejar a mi madre sola y sin comer el día que le tocara. Pues si, lo hizo. Por la tarde mi madre lo llamó para decirle que le estaba esperando y que eran las tres de la tarde y que no tenía nada para comer. (cinco minutos antes habia llegado yo para solucionar el problema de la comida y le dije que llamara a mi hermano). Su respuesta fue, "ya te dije que no iba a ir, y el motivo es que tengo otras obligaciones"


. La respuesta de mi madre no tiene desperdicio y espero que la recuerde mi hermano Antonio toda su vida, entre otras cosas porque fue de forma espontanea . "pues hijo ya llegaras a viejo y necesitaras ayuda, Pedazo de C?.". He de decir que mi madre rara vez dice palabrotas, pero la ocasión lo requería. Me alegro que, debido a sus problemas de circulación, la memoria le falla y ya no se acuerda de nada, de no ser así, ahora estaría con remordimiento de haberle dicho eso a un hijo.

Para terminar, decir que los días que le toca a mi hermano Antonio, vuelvo a esperar que mi hermano se ocupe de mi madre (no quiero que mi hermano dé por seguro que le voy a cubrir en automático la guardia). Si mi hermano Antonio no ha aparecido voy yo y resuelvo el problema.
A mi hermano le he advertido "pobre de ti si a mi mamá le pasa algo por culpa del miedo que le tienes a tu mujer". Él dice que lo he amenazado de muerte, y no es cierto, simplemente es que puedo "perder los nervios" si un día voy a casa de mi madre y por una improbable casualidad muere sola el día que le toca a él. (de su casa a la de mi madre hay 100m y es el primero).

Para terminar una reflexión. Hay leyes de protección al menor, leyes de protección a la mujer maltratada. ¿Cuando van a promulgar una ley de protección al anciano?. ¡Qué fácil es aceptar a partes iguales una herencia y que difícil la responsabilidad de cuidar a tu madre cuando ya solamente puede dar problemas y trabajo.

Hasta que salga una ley, solo tenemos en la mano la denuncia publica, y que los infractores no puedan salir a la calle con la cabeza alta.

Si alguien está interesado en este problema, y quiere comentar algo conmigo. Mis teléfonos son 956-943-653 y 659-404-499.



¡ DENUNCIEMOS A LOS IRRESPONSABLES VIVIDORES ¡ (aunque nos tomen por locos)




Luis Miguel Belizón Conde

DNI 31.397.854





P.de. También debería de haber una ley para proteger maridos asustados y manipulados.