De la unión "carnal" entre el
río Guadalquivir y la
mar "océana", que se produce en Sanlúcar, nace la Manzanilla, el vino por excelencia de esta singular villa, aunque no el único. En sus
Bodegas es acunado y criado hasta que alcanza la madurez suficiente para ser uno de los vinos generosos más conocidos. A Sanlúcar se puede ir por muchos
caminos, pero quizás el viaje más placentero y evocador es recorrer en
barco por el río Guadalquivir las 15 leguas que la separan de los pies de la
Torre del Oro en
Sevilla. Como hacían en tiempo, lo marineros que componían las flotas de la Carrera de Indias.
Pues Sanlúcar fue la entrada y salida de estas flotas durante varios siglos. De sus almacenes y Bodegas se pertrecharon muchos de estos buques de la bebida más preciada por estos marineros; El Vino, que junto al bizcocho, el
agua y el queso eran los alimentos más consumidos en estos viajes. Pero ahora no se trata de embarcarnos en ninguna nao para hacer las américas, sólo se trata de coger una de las sencillas y cómodas
embarcaciones que existen en el río, tener una buena compañía y deslizarse
aguas abajo hasta Sanlúcar e ir al encuentro de esos auténticos regazos de la manzanilla: Sus Bodegas.