Decía un insigne literato como Caballero Bonald que
Setenil de las Bodetas era «una pesadilla arquitectónica» o un «sobresalto geográfico». No es de extrañar que el afamado escritor tuviera esa percepción viendo este originalísimo exponente de los
pueblos blancos de la
Sierra de
Cádiz, con sus
casas incrustadas en la
roca, que hacen que parezca que sus habitantes conviven con las propias
montañas.