La
Virgen de la O, de Jerónimo Hernández, se custodia en la
iglesia parroquial de
Ubrique. La obra fue esculpida en 1575, y fue traída a Ubrique desde Carmona durante la labor de reconstrucción arquitectónica iniciada en 1937 por el párroco Rafael Jiménez Cárdenas.
Se trata de la obra más representativa de Jerónimo Hernández,
escultor de la
Escuela Sevillana del Bajo Renacimiento, como prototipo de una concepción estilística que ratifica una lectura del Renacimiento español aparatada del paganismo, y en la que a una inspiración clásica se unen algunos aportes anunciadores de lo barroco.
En la
noche del 20 al 21 de abril de 1936, la iglesia parroquial fue saqueada y sus objetos de culto destruidos en el contexto de los acontecimientos de explosión anticlerical protagonizados por una masa de personas que desbordó las medidas de la Gestora municipal del Frente Popular, que había decidido clausurar la iglesia en evitación del saqueo. Entre las obras quemadas figuraba una anterior imagen de la Virgen de la O, patrona de Archite, cuyos habitantes trajeron a Ubrique al abandonar dicha población, según la
tradición, a mediados del siglo XVI. Este hecho explica que los nuevos responsables eclesiásticos desearan reponer en la
parroquia otra obra de carácter mariano. Y es así cómo el sacerdote de la iglesia de
Santa maría de Carmona Juan Coronil Gómez, ubriqueño de origen, tuvo la intención de donar un
retablo a la parroquia de Ubrique, decidiéndose al final la cesión a ésta de la imagen de Nuestra Señora de la Antigua (su nombre originario), que se convirtió entonces en la nueva titular. En estas gestiones intervino el fraile capuchino Sebastián de Ubrique