Llevo treinte años residiendo fuera de Villamrtín, y jamas me olvidaré de el, de esa calle del Santo, en la cual nací, la mas bonita del mundo, y del resto de sus calles, del sonido de las campanas de la parroquia, y de ese olor a molletes y a calentitos, y sobre todo al olor a jazmiz y a yerbabuena, en una noche de verano en el patio de la casa de mi madre, de mis amigos de la infancia, de las Montañas, y de todo mi pueblo.
Un abrazo muy fuerte para todo aquel que sienta mi pueblo, como yo lo siento.
Pepe Aliaño.
Un abrazo muy fuerte para todo aquel que sienta mi pueblo, como yo lo siento.
Pepe Aliaño.