Estando en
Zahara cerca del
Castillo, me mostraron la parte, por donde el marqués, y los Christianos (según allí es recebida
tradición) habían subido trepando, e hincando clavos por las peñas, y da miedo en solo considerarlo. También oí contar en la misma sazón a un hidalgo anciano de aquella villa, un coloquio, que había passado entre una mujer de cien años, y uno de los señores Duques de
Arcos y entretenerse al sitio de los
Algodonales; y diciéndole, que en el mismo sitio, aún vivía una vieja, que había conocido, y visto al Marques de
Cádiz, aun antes que se ganara Ronda, donde todavía estaban los Moros: