Pregúntole, si había conocido al Marques de
Cádiz don Rodrigo Ponce de
León, y dijo que sí, y le había visto muchas veces: y diciéndole, que dijese lo que del se le acordaba, dijo, que habiendo Moros en la ciudad de Ronda, y siendo ella cagaleja, vino a aquel sitio con cinquenta Cavalleros, todos sus lanzas y adargas, como si vivieran a pelear; y que el día que allí llegaron era Domingo: y después de verles dicho Missa su Capellán, que consigo traía, preguntó, que si había algo que
comer; alo qual, los que allí se hallaban, que moraban el sitio, dijeron, que no había cosa ninguna para su Señoría: repregúntoles el Marques, si había por allí cerca algún
ganado del término de Ronda, y diciéndole, que allí cerca andaba el ganado de los Moros, el Marques y los suyos subieron a
caballo, y de a poco volvieron con un
toro que habían muerto; el cual después de desolado, y hecho piecas, lo mando asar, y del comieron todos: y habiendo seteado todos sobre sus adargas debajo de los
árboles, que allí había, a la tarde se habían vuelto a escapar.