X. CASTRO DEL RIO
1. HISTORIA DE CASTRO DEL RIO
Es un municipio de la provincia de Córdoba en la Comarca de la Campiña situado a 42 km de la capital.
Forma parte de la Ruta del Califato entre Córdoba y Granada a través de un itinerario de 180 Km.
Los primeros pobladores proceden de la Prehistoria y según testimonio encontrado desde la Edad de los Metales.
También han aparecidos hallazgos del Neolítico por las ruinas del recinto fortificado, exvotos, cerámica griega y campaniense, inscripciones romanas y visigodas etc.
Según testimonio histórico, Castro del Río fue fundado por el Pretor de Hispania Ulterior Lucio Postumio y se sabe que en las Guerras Civiles entre César y Pompeyo, la ciudad apoyó a Julio César.
Tras la presencia musulmana en Hispania, Castro del Rio perteneció a la Cora de de Cabra.
A partir del siglo XI pasó a formar parte del reino Ziri de Granada y a los gobiernos de Córdoba.
En la época almohade se convirtió en una Medina amurallada.
Durante la presencia musulmana en Al-Ándalus, Castro del Rio fue importante por el desarrollo del regadío y después su reconquista por el rey de Castilla y León Fernando III El Santo ayudo al rey a reconquistar Córdoba capital, cuatro años más tarde.
Castro del Río estaba formada a principios del siglo XIV por el Castillo, la Villa y un arrabal extramuros y se verá condicionada por su situación fronteriza y su ubicación en la zona fronteriza desde Córdoba a Granada por el valle del Guadajoz.
Hay testimonios de que por Castro del Rio pasó Fernando II El Rey católico con 100.000 soldados que le acompañaban a la conquista de Granada. También Cervantes estuvo encarcelado en Castro del Río en un período que le fue encargado el cobro de las alcabalas por causa de las desavenencias con la Iglesia.
Con la incorporación al marqués de Priego de Castro del Río en 1565 estuvo sometida a la jurisdicción señorial que se mantuvo a lo largo de la Edad Moderna.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero, el Brigadier Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía su partida de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de Despeñaperros.
A principios del siglo XIX, tiene su protagonismo por su proximidad a Bailen, donde se escenifica, la célebre batalla de la Guerra de la Independencia, contra los franceses
En el año 1833, Javier de Burgos, ministro de Fomento, realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Castro del Rio, dentro de la provincia de Córdoba.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
Durante el siglo XIX se caracterizó por las convulsiones políticas y militares y las luchas entre absolutistas y liberales.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia, quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía, quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas, la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
A lo largo del siglo XIX, se consolida como villa importante y tras el incremento demográfico, se produce una expansión en las actividades productivas, especialmente la segunda mitad del siglo XIX.
Durante el principio del siglo XX se originó una conciencia social en el proletariado desarrollándose las ideas anarquistas en los finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Desde el 1913 Castro del Rio se convirtió en la “Capital del Sindicalismo Cordobés” y a partir del 1915 la FAN (Federación Nacional de Agricultores) será la cabeza centralizada del movimiento obrero cordobés.
Fruto de ello fue la celebración de los Congresos Anarco sindicalistas del 1918 y 1919.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil (1936-1939) se originaron sucesos de represión mutua y el día 22 de septiembre de 1936 fue ocupada por la zona nacional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto:
“Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas, trajo, sin por ello olvidar, otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos, que usaron la extrema dureza.
Vamos a recordar, dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes, que la sufrieron, en su persona, dos genios de la pluma, Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados, por el odio enfermo de los contendientes. Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente, la triste realidad, que denunciaba Mariano José de Larra, del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados, donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social, participaba en actos colectivos como se refleja, el gran genio pictórico, Francisco de Goya, en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado, de mente privilegiada, D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernandos; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía. España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.
1. HISTORIA DE CASTRO DEL RIO
Es un municipio de la provincia de Córdoba en la Comarca de la Campiña situado a 42 km de la capital.
Forma parte de la Ruta del Califato entre Córdoba y Granada a través de un itinerario de 180 Km.
Los primeros pobladores proceden de la Prehistoria y según testimonio encontrado desde la Edad de los Metales.
También han aparecidos hallazgos del Neolítico por las ruinas del recinto fortificado, exvotos, cerámica griega y campaniense, inscripciones romanas y visigodas etc.
Según testimonio histórico, Castro del Río fue fundado por el Pretor de Hispania Ulterior Lucio Postumio y se sabe que en las Guerras Civiles entre César y Pompeyo, la ciudad apoyó a Julio César.
Tras la presencia musulmana en Hispania, Castro del Rio perteneció a la Cora de de Cabra.
A partir del siglo XI pasó a formar parte del reino Ziri de Granada y a los gobiernos de Córdoba.
En la época almohade se convirtió en una Medina amurallada.
Durante la presencia musulmana en Al-Ándalus, Castro del Rio fue importante por el desarrollo del regadío y después su reconquista por el rey de Castilla y León Fernando III El Santo ayudo al rey a reconquistar Córdoba capital, cuatro años más tarde.
Castro del Río estaba formada a principios del siglo XIV por el Castillo, la Villa y un arrabal extramuros y se verá condicionada por su situación fronteriza y su ubicación en la zona fronteriza desde Córdoba a Granada por el valle del Guadajoz.
Hay testimonios de que por Castro del Rio pasó Fernando II El Rey católico con 100.000 soldados que le acompañaban a la conquista de Granada. También Cervantes estuvo encarcelado en Castro del Río en un período que le fue encargado el cobro de las alcabalas por causa de las desavenencias con la Iglesia.
Con la incorporación al marqués de Priego de Castro del Río en 1565 estuvo sometida a la jurisdicción señorial que se mantuvo a lo largo de la Edad Moderna.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero, el Brigadier Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía su partida de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de Despeñaperros.
A principios del siglo XIX, tiene su protagonismo por su proximidad a Bailen, donde se escenifica, la célebre batalla de la Guerra de la Independencia, contra los franceses
En el año 1833, Javier de Burgos, ministro de Fomento, realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Castro del Rio, dentro de la provincia de Córdoba.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
Durante el siglo XIX se caracterizó por las convulsiones políticas y militares y las luchas entre absolutistas y liberales.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia, quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía, quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas, la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
A lo largo del siglo XIX, se consolida como villa importante y tras el incremento demográfico, se produce una expansión en las actividades productivas, especialmente la segunda mitad del siglo XIX.
Durante el principio del siglo XX se originó una conciencia social en el proletariado desarrollándose las ideas anarquistas en los finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Desde el 1913 Castro del Rio se convirtió en la “Capital del Sindicalismo Cordobés” y a partir del 1915 la FAN (Federación Nacional de Agricultores) será la cabeza centralizada del movimiento obrero cordobés.
Fruto de ello fue la celebración de los Congresos Anarco sindicalistas del 1918 y 1919.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil (1936-1939) se originaron sucesos de represión mutua y el día 22 de septiembre de 1936 fue ocupada por la zona nacional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto:
“Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas, trajo, sin por ello olvidar, otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos, que usaron la extrema dureza.
Vamos a recordar, dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes, que la sufrieron, en su persona, dos genios de la pluma, Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados, por el odio enfermo de los contendientes. Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente, la triste realidad, que denunciaba Mariano José de Larra, del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados, donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social, participaba en actos colectivos como se refleja, el gran genio pictórico, Francisco de Goya, en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado, de mente privilegiada, D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernandos; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía. España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.