¡Se me hace la boca
agua con el "picaíllo" que hay dentro de esa
fuente azul, porque soy muuuuuyyyy tomatera!, y los tomates que hay por allí, le dan cuarenta vueltas a los que se compran por aquí. Aún me acuerdo de uno enorme que me comí estando en el Horcajo, recogido en el
huerto de los propietarios de la
casa rural, que me duró casi toda la semana de lo grande que era, y estaba taaan ricoooo!.
Anda, que entre los tomates y los bollitos...