Yo cuando fuí quinto, un propietario de leña, me (nos) dijo que tenía en su corral unos leños "grandísimos"; por lo tanto, fuimos a por ellos con un carrro, los ocho quintos y los cargamas, y a la candela con ellos, por supuesto nos pasamos primero por delante de la puerta de la iglesia, durante la misa del gallo, con el carro, sólo eso. O sea, no robabos la leña, nos la dieron. Tengo nombres y apellidos para este caso real. Mantegamos la tradición de los quintos.