En verdad que por más que lo intento no logro situarme en el año justo que ocurrió el hecho que voy a contaros, pongamos que alrededores del 1968; lo que si tengo total certeza que ocurrió un Viernes Santo, en la procesión de las 22 h., no recuerdo si tenía un nombre especial, una noche primaveral espléndida.
El hecho fué de tal magnitud que "nuestro obispo Manuel", estuvo "a puntito" de ponerlo en conocimiento del Santo Oficio, muchos años antes Santa Inquisición, para que instruyera diligencias y si el sumario fuera motivo de ello, se abriera proceso para juzgar tal acción.
Todo ocurrió cuando la procesión avanzaba ya por la calle Hnos. Ulzurrun y estaba a punto de doblar por la calle Torrecampo en dirección a la calle Nueva. A petición, con la mirada, de D. Francisco, el cura, al sacristán, Frasco, de que empezara a cantar "Perdona a tu pueblo.....", Frasco comenzó, aunque con síntomas claros de cansancio, esperando que todo "la procesión" le secundara, y con la devoción acostumbrada en estas fechas toda la gente pidiera perdón a Nuestro Señor y que no estuviera eternamente enojado; pero cual fué la sorpresa para todo el mundo cuando en el silencio de la noche se oyó: " ¡Perdona al cartero, Señor, perdona al cartero, perdónalo Señor!". Hay que decir que no fué el grito de una persona despistada o algo así; fueron varias voces con una perfecta entonación que se adueñaron totalmente de la procesión.
Después de los primeros momentos de confusión, D. Francisco le echó esa mirada de "jarote cabreado", que tanto respeto nos imponía, a mi concretamente pavor, al Sacri y éste recibió el mensaje, y con las manos entrelazadas a la altura de la cintura, en actitud devota, aunque Frasco siempre se las ponia un poquito más abajo que los demás para sujetar el artilugio que a su vez le sujetaba la hernia, puso la voz más grave y potente que yo le recuerdo y comenzó:"Perdona a tu pueblo....."; las "pretorianas" del coro - Manuela, Isabel y Carmen -le siguieron con los agudos; detrás de ellas iba Chopín, conocido popularmente cómo "Tomás el de las buñueleras", artísticamente "Tomás el Organista" y políticamente "Tomás el de sindicatos", y éste sirvió perfectamente de enlace con el resto de la procesión y llegó hasta el grupo de "pecadores arrepentidos", que cómo todos los años cerraba la procesión, y que también con devoción y "arrepentimiento" entonaron los versos citados y justo cuando ya la cabeza de la procesión estaba a la altura del Casino, era sobrecogedor el sentimiento y devoción con que el pueblo de Conquista le pedía perdón a Nuestro Señor.
Mientras todo esto ocurría Alfonso "Porritas" iba procesión abajo, procesión arriba, con un tocadiscos debajo del brazo, y después de varios intentos fallidos, logró alcanzar la última posición, el balcón de Aurelia, y se pudo oir en todo su esplendor a la Paquera de Jerez cantar:"Viernes Santo murió Cristo, Sábado resucitó, Domingo subió a los cielos....". La verdad es que con la distorsión que producían aquellos aparatos podía ser la Paquera, la Niña de Los Peines o Porrinas de Badajoz.
Llegamos a la Iglesia y en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo nos fuímos todos en paz.
Perico el cartero, que primero pidió perdón para él y luego para todo el pueblo se fué pensando en el próximo partido del "Calvo Sotelo"; D. Francisco apuró las últimas oraciones del Breviario y rogó que "aquello" no llegara a oidos de "nuestro obispo Manuel"; El Sacri le metió prisa a los monaguillos para recoger todo y poder llegar a tiempo al bar de "Pepe el Señorito" y tomar un chato de "manchego" que le diera fuerzas para subir al Cerrillo; y yo, por primera vez comprendí la teoría de los "vasos comunicantes" que con tanto empeño, y más o menos acierto" habían intentado D. Bernardino y/o D. Vidal enseñarnos. Es decir, comprendí la comunicación que aquella noche hubo entre los "vasos de montilla" y los "vasos sanguíneos" del grupo de "pecadores arrepentidos".
Cómo el asunto que nos concierne ha prescrito y no ha lugar a ninguna imputación ni jurídica, ni moral ni eclesiástica. y por si, además, hubiera dudas que este hecho hubiera ocurrido voy a citar a unas personas de las cuales tengo la certeza que estaban presentes y que alguna vez, hace ya mucho tiempo comenté con ellas:
Enrique Cantador, hijo de Montijo, después médico.
Juan Garcia, imitado de "Farina", después emigrante en Madrid.
Adrián "El Individuo", cantante de corridos mejicanos, después maestro nacional.
Alfonso "El Rochero", tabernero sin vocación, después tabernero.
Manolín "El del estanco", estanquero sin vocación, después emigrante en Suiza.
El hecho fué de tal magnitud que "nuestro obispo Manuel", estuvo "a puntito" de ponerlo en conocimiento del Santo Oficio, muchos años antes Santa Inquisición, para que instruyera diligencias y si el sumario fuera motivo de ello, se abriera proceso para juzgar tal acción.
Todo ocurrió cuando la procesión avanzaba ya por la calle Hnos. Ulzurrun y estaba a punto de doblar por la calle Torrecampo en dirección a la calle Nueva. A petición, con la mirada, de D. Francisco, el cura, al sacristán, Frasco, de que empezara a cantar "Perdona a tu pueblo.....", Frasco comenzó, aunque con síntomas claros de cansancio, esperando que todo "la procesión" le secundara, y con la devoción acostumbrada en estas fechas toda la gente pidiera perdón a Nuestro Señor y que no estuviera eternamente enojado; pero cual fué la sorpresa para todo el mundo cuando en el silencio de la noche se oyó: " ¡Perdona al cartero, Señor, perdona al cartero, perdónalo Señor!". Hay que decir que no fué el grito de una persona despistada o algo así; fueron varias voces con una perfecta entonación que se adueñaron totalmente de la procesión.
Después de los primeros momentos de confusión, D. Francisco le echó esa mirada de "jarote cabreado", que tanto respeto nos imponía, a mi concretamente pavor, al Sacri y éste recibió el mensaje, y con las manos entrelazadas a la altura de la cintura, en actitud devota, aunque Frasco siempre se las ponia un poquito más abajo que los demás para sujetar el artilugio que a su vez le sujetaba la hernia, puso la voz más grave y potente que yo le recuerdo y comenzó:"Perdona a tu pueblo....."; las "pretorianas" del coro - Manuela, Isabel y Carmen -le siguieron con los agudos; detrás de ellas iba Chopín, conocido popularmente cómo "Tomás el de las buñueleras", artísticamente "Tomás el Organista" y políticamente "Tomás el de sindicatos", y éste sirvió perfectamente de enlace con el resto de la procesión y llegó hasta el grupo de "pecadores arrepentidos", que cómo todos los años cerraba la procesión, y que también con devoción y "arrepentimiento" entonaron los versos citados y justo cuando ya la cabeza de la procesión estaba a la altura del Casino, era sobrecogedor el sentimiento y devoción con que el pueblo de Conquista le pedía perdón a Nuestro Señor.
Mientras todo esto ocurría Alfonso "Porritas" iba procesión abajo, procesión arriba, con un tocadiscos debajo del brazo, y después de varios intentos fallidos, logró alcanzar la última posición, el balcón de Aurelia, y se pudo oir en todo su esplendor a la Paquera de Jerez cantar:"Viernes Santo murió Cristo, Sábado resucitó, Domingo subió a los cielos....". La verdad es que con la distorsión que producían aquellos aparatos podía ser la Paquera, la Niña de Los Peines o Porrinas de Badajoz.
Llegamos a la Iglesia y en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo nos fuímos todos en paz.
Perico el cartero, que primero pidió perdón para él y luego para todo el pueblo se fué pensando en el próximo partido del "Calvo Sotelo"; D. Francisco apuró las últimas oraciones del Breviario y rogó que "aquello" no llegara a oidos de "nuestro obispo Manuel"; El Sacri le metió prisa a los monaguillos para recoger todo y poder llegar a tiempo al bar de "Pepe el Señorito" y tomar un chato de "manchego" que le diera fuerzas para subir al Cerrillo; y yo, por primera vez comprendí la teoría de los "vasos comunicantes" que con tanto empeño, y más o menos acierto" habían intentado D. Bernardino y/o D. Vidal enseñarnos. Es decir, comprendí la comunicación que aquella noche hubo entre los "vasos de montilla" y los "vasos sanguíneos" del grupo de "pecadores arrepentidos".
Cómo el asunto que nos concierne ha prescrito y no ha lugar a ninguna imputación ni jurídica, ni moral ni eclesiástica. y por si, además, hubiera dudas que este hecho hubiera ocurrido voy a citar a unas personas de las cuales tengo la certeza que estaban presentes y que alguna vez, hace ya mucho tiempo comenté con ellas:
Enrique Cantador, hijo de Montijo, después médico.
Juan Garcia, imitado de "Farina", después emigrante en Madrid.
Adrián "El Individuo", cantante de corridos mejicanos, después maestro nacional.
Alfonso "El Rochero", tabernero sin vocación, después tabernero.
Manolín "El del estanco", estanquero sin vocación, después emigrante en Suiza.
genial. me recuerda las historias de mi padre y su compañero por la noche en el cortijo a la luz del carburo (esque yo soi mas moderno) y calentitos en la candela.