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¿Y de somarros, migas "tostás", molondrosco, etc., etc., qué? Recuerdo que por la noche, normalmente, se cenaba unas judías, ¡y qué ricas!; al día siguiente, listos como un cartero.

El día empezaba oyendo los chillidos del animal desde la cama. A partir de ahí lo recuerdo como un día festivo. El cerdo chamuscado con la «jiniesta», pelado y abierto en canal. Las perolas grandes de cobre, heredadas de los abuelos. Los lebrillos llenos de sangre, patatas cocidas, cebollas, etc. para la morcilla zanga y «la de todo el año». La zambomba que me hacían, creo, con la vejiga. Las tripas bien lavadas del animal y las compradas, preparadas para llenar. El molondrosco frito, la asadurilla, las migas tostás, los guisos de judías y patatas. Toda la familia, vecinos, amigos implicados en la faena y los niños alrededor disfrutando y observando. Al final del día las morcillas y chorizos colgados en el techo, goteando sobre nuestras cabezas. Y mi padre extendiendo sobre una cama de jiniesta? y sal los jamones, tan ricos que luego comeríamos a lo largo del año. Esto es, a groso modo, lo que yo recuerdo de la matanza. Qué suerte tienes, Pedro, de haberlo vivido recientemente.
Saludos para todos