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Igual que con las criadillas de tierra, ahí va algo sobre los espárragos de nuestra tierra, aunque sobre ellos hace tiempo que está ya todo descubierto y/o escrito y/o hablado.

ESPÁRRAGOS TRIGUEROS Y VERDES

Hay un poco de confusión con los espárragos, concretamente entre espárragos trigueros y espárragos verdes. Aunque muchas veces denominan a los espárragos de cultivo ‘espárragos trigueros’ (voluntaria o involuntariamente) en realidad no lo son, los espárragos de cultivo son los conocidos espárragos verdes y los espárragos trigueros son los que crecen silvestres.
Los espárragos verdes los podemos encontrar en el mercado todo el año precisamente por eso, porque se cultivan para satisfacer a los consumidores sea primavera, verano, otoño o invierno. Por el contrario, los espárragos trigueros sólo los podemos encontrar con el inicio de la primavera.

Reciben este nombre desde hace muchos años porque se recolectaban en los campos de trigo antes de que brotara el cereal. Actualmente casi se han perdido las esparragueras en zonas de cultivo, pero se encuentran esparragueras que nos ofrecen sus brotes en caminos, en tierras secas y pedregosas, junto a los árboles
Ambos espárragos son de la familia Asparagáceas, el espárrago verde pertenece a la especie Asparagus officinalis (luego hay híbridos) y los espárragos trigueros, además de esta especie se pueden encontrar en regiones mediterráneas, entre otras, Asparagus albus, Asparagus acutifolius y Asparagus aphyllus.
A simple vista, la principal diferencia entre espárragos trigueros y espárragos verdes, es que los primeros son más finos que los cultivados, y a la hora de degustarlos, se perciben también diferencias en el sabor, siempre suele ser más valorado un alimento silvestre que cultivado. En este caso, los espárragos trigueros son algo más amargos y ofrecen un sabor más intenso.

ESPÁRRAGOS TRIGUEROS

Los espárragos trigueros crecen con el sol de finales de invierno y poseen una textura firme pero tierna y jugosa.
Son de bajo valor calórico, ya que su principal constituyente es el agua. Además, son ricos en sales minerales (potasio, fósforo, magnesio...), vitaminas (C, beta-caroteno y ácido fólico) y contienen una sustancia denominada ácido aspargínico que estimula la diuresis, es decir, que aumenta la producción de orina, lo que los hace recomendables para quienes tienden a retener líquidos pero no para quienes padecen trastornos renales o de vejiga.
Debido a su elevado contenido en celulosa (fibra insoluble), el espárrago actúa estimulando las funciones intestinales, lo que resulta beneficioso para quienes padecen de estreñimiento. Sin embargo, su consumo frecuente no se aconseja en caso de niveles de ácido úrico elevados en sangre o gota, debido a su contenido en purinas, que en el organismo se transforman en ácido úrico.
De todas las variedades, los espárragos trigueros son los más sabrosos y los más indicados para consumir con un sólo aliño, aunque también son ingredientes adecuados de revueltos, purés, cremas, etc.
La mejor manera en que conservan todas sus propiedades nutritivas es cocinándolos al vapor, agrupados en manojos para evitar que se rompan. Otra forma de cocinarlos es a la brasa o a la plancha con unas gotitas de aceite y sal gorda, con lo que adquieren un sabor delicioso, aunque la pérdida nutritiva es mayor que con la cocción al vapor (principalmente de vitamina C y de ácido fólico).