Para tod@s y en especialmente y con much cariño para Angelita
Trabajando en la cocina, ¡ay que pesadez!
como una negra, como una china, con el almirez.
Con el almirez y su manita
machaco el ajo, la cebollita y el perejil
y el ajonjolí.
No hay sordidez que impida
trocar en mágico lo rutinario,
no hay almirez que olvide
mezclar el ajo con lo extraordinario
Con el ajo hago un sofrito
con conejito en la sartén,
¿para quien?, ¡para tí!
con el ajo sabrá muy bién.
Y después con estropajo y detergente
friega que te friega la espumadera
friega que te friega que te friega la sartén
Escucha las melodías
que canta el agua por las cañerías,
pregunta por que suspira
la olla exprés al fuego cada día.
La sartén, la espumadera,
con el deteregente quedan relucientes
como un espejo, un espejito
¡mira que bien!.
Con el pellejo del conejo
te forro un par de zapatitos,
que calentitos tus piececitos con la piel.
No hay marmita en la alacena
que no le sirva a un duende de escondrijo.
No hay gruyere en la quesera
que al propio Mickey Mouse no de cobijo.
Vaya por Dios, otra vez la alfombra
de la alcoba se me escapó,
va volando hacia una estrella
¡Ay Señor!
Cojo la escoba y me voy pitando detrás de ella.
Trabajando en la cocina, ¡ay que pesadez!
como una negra, como una china, con el almirez.
Con el almirez y su manita
machaco el ajo, la cebollita y el perejil
y el ajonjolí.
No hay sordidez que impida
trocar en mágico lo rutinario,
no hay almirez que olvide
mezclar el ajo con lo extraordinario
Con el ajo hago un sofrito
con conejito en la sartén,
¿para quien?, ¡para tí!
con el ajo sabrá muy bién.
Y después con estropajo y detergente
friega que te friega la espumadera
friega que te friega que te friega la sartén
Escucha las melodías
que canta el agua por las cañerías,
pregunta por que suspira
la olla exprés al fuego cada día.
La sartén, la espumadera,
con el deteregente quedan relucientes
como un espejo, un espejito
¡mira que bien!.
Con el pellejo del conejo
te forro un par de zapatitos,
que calentitos tus piececitos con la piel.
No hay marmita en la alacena
que no le sirva a un duende de escondrijo.
No hay gruyere en la quesera
que al propio Mickey Mouse no de cobijo.
Vaya por Dios, otra vez la alfombra
de la alcoba se me escapó,
va volando hacia una estrella
¡Ay Señor!
Cojo la escoba y me voy pitando detrás de ella.