Pablo Romero Cabrera, el del medio, en el CIR de Alcalá de Henares, año 1973.
Sea este pequeño recuerdo "in memoriam" de nuestro amigo que nos dejó.
A Pablo Romero Cabrera, Pablín, a estas alturas no lo vamos a descubrir. Sean estas líneas, un pequeño homenaje en su memoria, para este paisano y buen amigo.
Nació el 24 de noviembre de 1951, aproximadamente medio mes antes que yo. Sus padres fueron, Pablo (Francisco) el de “Miguelón” y Catalina la del “Maleno”, siendo el tercero de cuatro hermanos.
Se puso a trabajar aprendiendo el oficio de soldador en la herrería de Francisco “él de los Curros”. ¡Como le daba al macho pilón, y como aprendió a soldar con la autógena y como ayudaba/trabajaba herrando los caballos con Francisco en la finca de La Garganta!
Recuerdo como jugaba al futbolín. Era un experto parando la bola y metiendo goles, lo mismo con los muñecos de madera como con los del hierro, y se aceptaban apuestas. ¡Cuantas partidas habrá echado en el Bar Globo! Después vino la “diáspora” a Conquista, y se fue a los madriles allá por los años sesenta, uno de tantos conquisteños que tuvo que emigrar a Madrid, entrando a trabajar en WAT, empresa situada en Villaverde Alto y dedicada a la elaboración de estructuras metálicas. Allí en esta empresa, trabajando/soldando en ¿Tarragona? fue donde tuvo el accidente y se rompió los tobillos y a los postres, el antecedente para ser dado de baja definitivamente por invalidez para el trabajo.
Y luego, al morir sus padres, se fue de nuevo a vivir a Conquista, a la casa de su niñez en la c/ Generálisimo nº 34, hoy c/ Mayor, hasta que estos días pasados, se fue para siempre. Fue amigo de sus amigos, bonachón, generoso y esplendido con todo el mundo. ¿Le gustaba beber, comer, divertirse, etc.?, pues como a casi todo el mundo, pero creo que no hizo mal a nadie. Pablo Romero Cabrera, siempre te recordaremos. ¡DESCANSA EN PAZ!
Sea este pequeño recuerdo "in memoriam" de nuestro amigo que nos dejó.
A Pablo Romero Cabrera, Pablín, a estas alturas no lo vamos a descubrir. Sean estas líneas, un pequeño homenaje en su memoria, para este paisano y buen amigo.
Nació el 24 de noviembre de 1951, aproximadamente medio mes antes que yo. Sus padres fueron, Pablo (Francisco) el de “Miguelón” y Catalina la del “Maleno”, siendo el tercero de cuatro hermanos.
Se puso a trabajar aprendiendo el oficio de soldador en la herrería de Francisco “él de los Curros”. ¡Como le daba al macho pilón, y como aprendió a soldar con la autógena y como ayudaba/trabajaba herrando los caballos con Francisco en la finca de La Garganta!
Recuerdo como jugaba al futbolín. Era un experto parando la bola y metiendo goles, lo mismo con los muñecos de madera como con los del hierro, y se aceptaban apuestas. ¡Cuantas partidas habrá echado en el Bar Globo! Después vino la “diáspora” a Conquista, y se fue a los madriles allá por los años sesenta, uno de tantos conquisteños que tuvo que emigrar a Madrid, entrando a trabajar en WAT, empresa situada en Villaverde Alto y dedicada a la elaboración de estructuras metálicas. Allí en esta empresa, trabajando/soldando en ¿Tarragona? fue donde tuvo el accidente y se rompió los tobillos y a los postres, el antecedente para ser dado de baja definitivamente por invalidez para el trabajo.
Y luego, al morir sus padres, se fue de nuevo a vivir a Conquista, a la casa de su niñez en la c/ Generálisimo nº 34, hoy c/ Mayor, hasta que estos días pasados, se fue para siempre. Fue amigo de sus amigos, bonachón, generoso y esplendido con todo el mundo. ¿Le gustaba beber, comer, divertirse, etc.?, pues como a casi todo el mundo, pero creo que no hizo mal a nadie. Pablo Romero Cabrera, siempre te recordaremos. ¡DESCANSA EN PAZ!