Alguna que otra ocasión hacia el trayecto del rio hasta el pueblo en burra, burra de mi primo Alfonso que él manejaba con gran soltura y que cuando la burra estaba en celo galopaga como un semental arabe. Cuando el animal estaba en ese periodo, Alfonso cuando ibamos por él llano del Silillo me decí agarrate y él le daba un ligero golpe en la panza y la burra ya digo galopaga como un caballo de carreras
Ahora seguro que saldrá podencoa, puras sangres, yeguas, jamelgo y culaquier animal de cuatro patas galopando igual o más que la burra de mi primo, pero ya os digo como la burra de primo no habia nada más que una.
Saludos, foreros
Ahora seguro que saldrá podencoa, puras sangres, yeguas, jamelgo y culaquier animal de cuatro patas galopando igual o más que la burra de mi primo, pero ya os digo como la burra de primo no habia nada más que una.
Saludos, foreros
Querido "pichilla" TOGU, es verdad lo que dices, creo que no ha habido burra en el mundo que galopara - se tendía - como un caballo, bueno mejor como una yegua. Trotaba un poquito y cuando le daba un poquito con el pie, igual que un caballo. Además seguro que iríamos subidos a pelo que era como a mí me gustaba.
Esta burra teniendo yo unos cinco años, cuando mi padre estaba en "Los Cerros", al atardecer mi padre me "mandaba" a darle agua a un pozo que estaba en el camino de Matas Hermosas, claro está me decía que no me subiera, pero yo aprovechando que había una pendiente muy pronunciada, y orignaba un ángulo ciego, ¿está bien dicho Isabelo?, tenía preparado un montón de piedras, que me servían de escalera para subir. Y así empecé a galopar en mi burra, que aquella no era de La Garganta, era mía. Al igual que mi perro Curro, mi gato Damián y mi hurraca María. Al fibal "pichilla" he repetido casi lo que tú has escrito, pero me ha hecho tanta ilusión.
Besos para mis "churrys" y mis "pichillas, for ever. ¡Toma ya!
Esta burra teniendo yo unos cinco años, cuando mi padre estaba en "Los Cerros", al atardecer mi padre me "mandaba" a darle agua a un pozo que estaba en el camino de Matas Hermosas, claro está me decía que no me subiera, pero yo aprovechando que había una pendiente muy pronunciada, y orignaba un ángulo ciego, ¿está bien dicho Isabelo?, tenía preparado un montón de piedras, que me servían de escalera para subir. Y así empecé a galopar en mi burra, que aquella no era de La Garganta, era mía. Al igual que mi perro Curro, mi gato Damián y mi hurraca María. Al fibal "pichilla" he repetido casi lo que tú has escrito, pero me ha hecho tanta ilusión.
Besos para mis "churrys" y mis "pichillas, for ever. ¡Toma ya!