También estaba la abuela Cabella, que aunque con licencia, me temo que no estaba en igualdad de condiciones. Me alegro de que estés mejor.
Un abrazo
Un abrazo
Hola NIROA, me alegro de saludarte, había una de las aguadoras -no se cual- que pregonaba: ¡A peseta la jartá!. Desde luego no era la abuela Cabella (titular de la plaza), pues era voz de niña la que pregonaba, se os oía perfectamente desde el piso de arriba (vivienda) de la estación. ¿Podrías identificar a la pregonera en cuestión? Gracias y un afectuoso saludo. Edmundo.
Hola, Edmundo. Ese dato no lo recuerdo, porque en general no éramos muy exigentes y aceptábamos la voluntad (a veces 1 perra gorda) con lo cual lo de la peseta se me antoja un lujo. Y eso que el agua, riquísima, procedía del pozo de «Melilla». Recuerdo que íbamos a por ella, como en excursión, con el cantarito en la cabeza y acompañados de algún adulto, casi siempre Micaela, la mujer del «Moyo». Otras veces la traíamos del pozo de la abuela «Ratona», que tenía un pozo con agua siempre azul. Los viajeros la disfrutaban y a veces se la echaban por la cabeza para refrescarse. ¿Se nota que hablamos de otro siglo?
Un saludo para todos
Un saludo para todos
Sí se nota, pero me encanta lo de la perra gorda y los apodos!.
SAludos para ti.
SAludos para ti.