Queridos paisanos:
Me resulta especialmente grato poder comunicarme con todos vosotros a través de este medio, que para mi supuso una agradable sorpresa al tener conocimientos de su existencia.
Soy Juan Muñoz Cascos, Juanin para los de mi época, y nací en 1.938 en ese remanso de paz que es Doña Rama. Mis padres fueron y son, aunque ahora en el recuerdo, Juan Muñoz Rodríguez y Rafael Cascos Pulgarin, siendo mis hermanos Francisco, Benjamín y Rafael. Mi padre, carpintero, tenia un cliente que sobresalía sobre todos: era el “señorito del Cortijo Viejo”, enorme finca muy cerca de Doña Rama y que tanto trabajo proporcionaba a sus habitantes. Mi madre era hermana de Benjamín, Alcalde en esa época, que tenia taberna y salón de baile para practicar el mismo cuando las ocasiones se presentaban, no muchas por cierto, para el disfrute de todos.
El cura, Don José, con el que tuve ocasión de hablar en Córdoba, en donde residía una vez jubilado.
El maestro, Don Antonio Iñiguez, con su clásico pantalón de pana y su ¡cinturón!, prenda muy poco apetecida por todos, incluido su hijo Jaime, con el me unía una gran amistad en Córdoba, ya que ambos nos hemos dedicado a la enseñanza, al igual que su padre.
Estaba la Guardia Civil, Mandada por el sargento Sancho, persona sobrada de carnes y de fuerte carácter, al cual era frecuente ver pasear por la calle subido en su arrogante y lucido caballo. Otra autoridad era el guardia civil “Quico”, buena persona, pero que a veces le causábamos algún que otro problemilla y nos traía a mal traer. Esto era debido porque jugábamos a la “billarda”, que consistía en poner en el suelo le dábamos lo mas fuerte posible y salía despedida la pieza trozo redondo de madera de unos 20 cm. de largo, con las dos puntas afiladas y con un palo largo le pegábamos en un lado y saltaba por el aire, a una altura conveniente, y entonces con el mismo palo le dábamos lo mas fuerte posible y salía despedida la pieza a gran distancia. Esto podía acarrear algún pequeño problema a los presentes o viandantes.
Otro juego que practicábamos era cuando formábamos dos equipos, mitad y mitad de los que estábamos, por ejemplo cuatro y cuatro. Consistía en que uno se agarraba inclinado a la reja de una ventana y el resto del mismo equipo hacia lo mismo, uno tras otro, formando una hilera. Después, cada uno del equipo contrario saltaba encima de ellos. Se procuraba dar el salto lo mas alto posible para que al caer encima les doliera la espalda. Así, subidos, se permanecía todo el tiempo hasta que, o bien se caía alguno de los que estaban arriba, con lo cual su equipo perdía, o el equipo de abajo se derrumbaba, lo que suponía perder. En el siguiente juego, se colocaba debajo el equipo perdedor. Esto no suponía lesión alguna y si diversión.
La fiesta principal era la feria, que comenzaba el 20 de Agosto y duraba tres días. Se adornaba la calle desde la Iglesia hasta la casa de mi tío Benjamín con farolillos de variados colores. El dueño de una taberna que estaba sobre la mitad de la calle sacaba mesas y sillas a la misma para bebidas y tapas de lechón y chorizo ¡Cómo no! Y el puesto de turrón que nunca faltaba a la feria, además de otras golosinas.
Tampoco faltaba el juego de las chapas, que se celebraba en la misma calle, a la altura de la casa del herrador, que por cierto herraba a las bestias en plena calle durante todo el año. Este juego lo practicaban solo los mayores y consistía en poner en el suelo de pie, un taco de madera de unos 20 cm. y en lo alto se colocaban unas monedas por cada uno de los participantes. Luego se distanciaban al punto señalado previamente y desde el lanzaban varias chapas redondas de unos 8 cm. de diámetro sobre la madera y aquel que lograba tirar el taco se llevaba las monedas. Algún que otro accidente hubo al impactar la chapa contra alguno de los presentes.
Nosotros, los niños, comprábamos una gaseosa de cristal, con su bola dentro también de cristal, y en la misma calle, entre sorbo y sorbo, nos pasábamos toda la tarde.
Otra fiesta muy importante eran los carnavales con sus famosas murgas y al que tan aficionado era mi padre junto con otros amigos, principalmente sus inseparables León y Antonio Romero. Un año mi padre se hizo unos zapatos de madera enormes y apenas podía andar.
Y que decir de las matanzas, verdaderas fiestas familiares. ¿Y de las comidas? Esas buenas migas con torreznos que alegraban los estómagos. Ese gazpacho con huevo, blanco como el alba misma. ¿Y el caldillo? ¡Divino!.
Pues desde este hermoso lugar, que era y es Doña Rama, y a mediados de los 40, nos fuimos a Belmez en busca de mejores perspectivas. Yo, en el 49, me vine a Córdoba a estudiar, interno, en un Colegio, lo que motivo que algún tiempo después, no mucho, mi familia se viniera a Córdoba, en donde vivimos, ahora ya solo mi hermano Rafael y yo.
Aquí me case con Paula y fruto de ese matrimonio nacieron Paula y Juan Carlos a los que les di clase varios años y de lo que me siento muy orgulloso. Los profesores generalmente no desean dar clase a sus hijos. Yo si lo creí conveniente, porque para mi la formación de la persona pasa por una estrecha relación-colaboración familia-colegio y pensé que ¿Quién mejor que yo podía cumplir con ese cometido?.
Ambos estudiaron Derecho en la Universidad de Córdoba y Paula hizo oposiciones a Notario, aprobándolas en Barcelona. Actualmente tiene su Notaria en Hinojosa del Duque y Juan Carlos trabaja con ella. ¿Qué mejor cosa para ambos?. Cuando se traslada el notario de Fuente Obejuna, ella se hace cargo de la Notaria hasta que se incorpora uno nuevo. Ahora es así y por eso os narro lo siguiente.
El pasado 8 de Marzo, en Fuente Obejuna, tuvo lugar al acto de la firma de la escritura por la cual Cajasur, como dueña del Palacete Modernista, conocido también como Casa Cardona, cede a esta localidad el mencionado edificio, pasando, por tanto, a ser de titularidad municipal. Este Palacete fue construido a principios del siglo XX y se le atribuye a un discípulo de Gaudi. En los últimos tiempos se encontraba muy deteriorado, por lo que se procedió a su rehabilitación con un presupuesto que ha rondado los 3 millones de euros y en un espacio de tiempo de 24 meses. En la actualidad forma parte del Catalogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía como Bien de Interés Cultural.
En el acto protocolario de la firma de la escritura participaron: la notario Doña Paula Muñoz Pescador, la Alcaldesa de Fuente Obejuna Doña Isabel Cabezas; y, por parte de Cajasur, el Presidente del Consejo de Administración Don José Carlos Pla.
Finalizado el acto de la firma, el Sr. Pla manifestó que a partir de ese momento el pueblo de Fuente Obejuna es dueño absoluto del Palacete, incrementando con ello el Patrimonio cultural de esta localidad, añadiendo después que este edificio será un Centro Cultural para disfrute de todos los vecinos de la localidad y de cuantas personas lo visiten. Por ultimo, intervino la Alcaldesa para mostrar, en nombre de todos los mellarienses y en el suyo propio, su agradecimiento a Cajasur por tan generoso gesto. Agradecimiento que hizo extensivo a todas las personas que han ayudado a resolver los muchos problemas oficiales que se han presentado, así como también a cuantos han hecho posible la rehabilitación del mencionado edificio, terminando sus palabras haciendo mención especial a la Notario Doña Paula Muñoz, de la que dijo pasa a la historia de Fuente Obejuna, al igual que las personas que han intervenido para llegar a conseguir este momento tan feliz que hoy vivimos.
Por mi parte, ya solo me queda deciros tres cosas: una, que me ha encantado escribir estas líneas que me han hecho revivir los años de mi niñez, con gran regocijo para mi persona; dos, que os animo a los que tengáis la ocasión de leer este y otros escritos que ya figuran en estas paginas a seguir escribiendo para enriquecimiento de todos. Y por ultimo, que os deseo a todos, de todo corazón, la mayor felicidad del mundo en vuestro devenir diario.
Me resulta especialmente grato poder comunicarme con todos vosotros a través de este medio, que para mi supuso una agradable sorpresa al tener conocimientos de su existencia.
Soy Juan Muñoz Cascos, Juanin para los de mi época, y nací en 1.938 en ese remanso de paz que es Doña Rama. Mis padres fueron y son, aunque ahora en el recuerdo, Juan Muñoz Rodríguez y Rafael Cascos Pulgarin, siendo mis hermanos Francisco, Benjamín y Rafael. Mi padre, carpintero, tenia un cliente que sobresalía sobre todos: era el “señorito del Cortijo Viejo”, enorme finca muy cerca de Doña Rama y que tanto trabajo proporcionaba a sus habitantes. Mi madre era hermana de Benjamín, Alcalde en esa época, que tenia taberna y salón de baile para practicar el mismo cuando las ocasiones se presentaban, no muchas por cierto, para el disfrute de todos.
El cura, Don José, con el que tuve ocasión de hablar en Córdoba, en donde residía una vez jubilado.
El maestro, Don Antonio Iñiguez, con su clásico pantalón de pana y su ¡cinturón!, prenda muy poco apetecida por todos, incluido su hijo Jaime, con el me unía una gran amistad en Córdoba, ya que ambos nos hemos dedicado a la enseñanza, al igual que su padre.
Estaba la Guardia Civil, Mandada por el sargento Sancho, persona sobrada de carnes y de fuerte carácter, al cual era frecuente ver pasear por la calle subido en su arrogante y lucido caballo. Otra autoridad era el guardia civil “Quico”, buena persona, pero que a veces le causábamos algún que otro problemilla y nos traía a mal traer. Esto era debido porque jugábamos a la “billarda”, que consistía en poner en el suelo le dábamos lo mas fuerte posible y salía despedida la pieza trozo redondo de madera de unos 20 cm. de largo, con las dos puntas afiladas y con un palo largo le pegábamos en un lado y saltaba por el aire, a una altura conveniente, y entonces con el mismo palo le dábamos lo mas fuerte posible y salía despedida la pieza a gran distancia. Esto podía acarrear algún pequeño problema a los presentes o viandantes.
Otro juego que practicábamos era cuando formábamos dos equipos, mitad y mitad de los que estábamos, por ejemplo cuatro y cuatro. Consistía en que uno se agarraba inclinado a la reja de una ventana y el resto del mismo equipo hacia lo mismo, uno tras otro, formando una hilera. Después, cada uno del equipo contrario saltaba encima de ellos. Se procuraba dar el salto lo mas alto posible para que al caer encima les doliera la espalda. Así, subidos, se permanecía todo el tiempo hasta que, o bien se caía alguno de los que estaban arriba, con lo cual su equipo perdía, o el equipo de abajo se derrumbaba, lo que suponía perder. En el siguiente juego, se colocaba debajo el equipo perdedor. Esto no suponía lesión alguna y si diversión.
La fiesta principal era la feria, que comenzaba el 20 de Agosto y duraba tres días. Se adornaba la calle desde la Iglesia hasta la casa de mi tío Benjamín con farolillos de variados colores. El dueño de una taberna que estaba sobre la mitad de la calle sacaba mesas y sillas a la misma para bebidas y tapas de lechón y chorizo ¡Cómo no! Y el puesto de turrón que nunca faltaba a la feria, además de otras golosinas.
Tampoco faltaba el juego de las chapas, que se celebraba en la misma calle, a la altura de la casa del herrador, que por cierto herraba a las bestias en plena calle durante todo el año. Este juego lo practicaban solo los mayores y consistía en poner en el suelo de pie, un taco de madera de unos 20 cm. y en lo alto se colocaban unas monedas por cada uno de los participantes. Luego se distanciaban al punto señalado previamente y desde el lanzaban varias chapas redondas de unos 8 cm. de diámetro sobre la madera y aquel que lograba tirar el taco se llevaba las monedas. Algún que otro accidente hubo al impactar la chapa contra alguno de los presentes.
Nosotros, los niños, comprábamos una gaseosa de cristal, con su bola dentro también de cristal, y en la misma calle, entre sorbo y sorbo, nos pasábamos toda la tarde.
Otra fiesta muy importante eran los carnavales con sus famosas murgas y al que tan aficionado era mi padre junto con otros amigos, principalmente sus inseparables León y Antonio Romero. Un año mi padre se hizo unos zapatos de madera enormes y apenas podía andar.
Y que decir de las matanzas, verdaderas fiestas familiares. ¿Y de las comidas? Esas buenas migas con torreznos que alegraban los estómagos. Ese gazpacho con huevo, blanco como el alba misma. ¿Y el caldillo? ¡Divino!.
Pues desde este hermoso lugar, que era y es Doña Rama, y a mediados de los 40, nos fuimos a Belmez en busca de mejores perspectivas. Yo, en el 49, me vine a Córdoba a estudiar, interno, en un Colegio, lo que motivo que algún tiempo después, no mucho, mi familia se viniera a Córdoba, en donde vivimos, ahora ya solo mi hermano Rafael y yo.
Aquí me case con Paula y fruto de ese matrimonio nacieron Paula y Juan Carlos a los que les di clase varios años y de lo que me siento muy orgulloso. Los profesores generalmente no desean dar clase a sus hijos. Yo si lo creí conveniente, porque para mi la formación de la persona pasa por una estrecha relación-colaboración familia-colegio y pensé que ¿Quién mejor que yo podía cumplir con ese cometido?.
Ambos estudiaron Derecho en la Universidad de Córdoba y Paula hizo oposiciones a Notario, aprobándolas en Barcelona. Actualmente tiene su Notaria en Hinojosa del Duque y Juan Carlos trabaja con ella. ¿Qué mejor cosa para ambos?. Cuando se traslada el notario de Fuente Obejuna, ella se hace cargo de la Notaria hasta que se incorpora uno nuevo. Ahora es así y por eso os narro lo siguiente.
El pasado 8 de Marzo, en Fuente Obejuna, tuvo lugar al acto de la firma de la escritura por la cual Cajasur, como dueña del Palacete Modernista, conocido también como Casa Cardona, cede a esta localidad el mencionado edificio, pasando, por tanto, a ser de titularidad municipal. Este Palacete fue construido a principios del siglo XX y se le atribuye a un discípulo de Gaudi. En los últimos tiempos se encontraba muy deteriorado, por lo que se procedió a su rehabilitación con un presupuesto que ha rondado los 3 millones de euros y en un espacio de tiempo de 24 meses. En la actualidad forma parte del Catalogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía como Bien de Interés Cultural.
En el acto protocolario de la firma de la escritura participaron: la notario Doña Paula Muñoz Pescador, la Alcaldesa de Fuente Obejuna Doña Isabel Cabezas; y, por parte de Cajasur, el Presidente del Consejo de Administración Don José Carlos Pla.
Finalizado el acto de la firma, el Sr. Pla manifestó que a partir de ese momento el pueblo de Fuente Obejuna es dueño absoluto del Palacete, incrementando con ello el Patrimonio cultural de esta localidad, añadiendo después que este edificio será un Centro Cultural para disfrute de todos los vecinos de la localidad y de cuantas personas lo visiten. Por ultimo, intervino la Alcaldesa para mostrar, en nombre de todos los mellarienses y en el suyo propio, su agradecimiento a Cajasur por tan generoso gesto. Agradecimiento que hizo extensivo a todas las personas que han ayudado a resolver los muchos problemas oficiales que se han presentado, así como también a cuantos han hecho posible la rehabilitación del mencionado edificio, terminando sus palabras haciendo mención especial a la Notario Doña Paula Muñoz, de la que dijo pasa a la historia de Fuente Obejuna, al igual que las personas que han intervenido para llegar a conseguir este momento tan feliz que hoy vivimos.
Por mi parte, ya solo me queda deciros tres cosas: una, que me ha encantado escribir estas líneas que me han hecho revivir los años de mi niñez, con gran regocijo para mi persona; dos, que os animo a los que tengáis la ocasión de leer este y otros escritos que ya figuran en estas paginas a seguir escribiendo para enriquecimiento de todos. Y por ultimo, que os deseo a todos, de todo corazón, la mayor felicidad del mundo en vuestro devenir diario.
Me alegro mucho del comienzo de este foro, mis abuelos y padre nacieron en Doña rama, de hecho algunos de mis parientes siguen viviendo allí, intentare recuperar algunas viejas fotos que aun conservamos en la familia para ir subiéndolas, to también tengo muy buenos recuerdos aunque no tan antiguos como los tuyos.
me encantaria ver las fotos que tienes. un saludo.