Recuerdo con nostalgia los tiempos en que asistíamos a misa, en esta bonita y recordada
iglesia, todo era un conjunto de sensaciones agradables. Unido a la devoción que a cada uno nos asitiera, se le unía otro cúmulo de sensaciones tales como el hecho de que no estaba trabajando, tener vestido el trajecillo que en muy pocas ocasiones tenías la oportunidad de ponerte, el sonido de las
campana y lo que mas nos gustaba era ver como subían las chicas tan bien vestidas y guapas. Ellas, dentro de la iglesia
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