¡Buenas tardes!
Cumplo con mi palabra y aquí dejo otra de las poesías del libro añorado por el sr. Germán:
EL LIRIO Y LA SIEMPREVIVA
Un lirio de una fuente / creció en la verde orilla.
Mirándose en las ondas / del agua cristalina.
Creció tan arrogante, / que céfiros y brisas
le dieron sus arrullos, / sus besos y caricias.
Porque entre tantas flores / como en el prado había,
ninguna se encontraba / tan hechicera y linda.
Pero nació a su lado / la hermosa siempreviva,
la flor de los recuerdos, / y el lirio tuvo envidia.
Sufrió tristes congojas / al verla preferida;
sufrió… su flor rosada / tornósele amarilla.
Y, en fin, tales desvelos, / pesares y fatigas
debió pasar, que al suelo / la flor cayó marchita.
Quedando al poco tiempo, / de tanta lozanía,
sobre un tallo muy seco, / dos hojas retorcidas…
Pero gallarda y fresca, / sobre la fuente fría,
mirábase en las ondas / la hermosa siempreviva.
NO OLVIDES LOS EFECTOS / DE ESTA PASIÓN MALIGNA,
QUE ENSALZA AL ENVIDIADO / Y MATA A QUIEN ENVIDIA.
Cumplo con mi palabra y aquí dejo otra de las poesías del libro añorado por el sr. Germán:
EL LIRIO Y LA SIEMPREVIVA
Un lirio de una fuente / creció en la verde orilla.
Mirándose en las ondas / del agua cristalina.
Creció tan arrogante, / que céfiros y brisas
le dieron sus arrullos, / sus besos y caricias.
Porque entre tantas flores / como en el prado había,
ninguna se encontraba / tan hechicera y linda.
Pero nació a su lado / la hermosa siempreviva,
la flor de los recuerdos, / y el lirio tuvo envidia.
Sufrió tristes congojas / al verla preferida;
sufrió… su flor rosada / tornósele amarilla.
Y, en fin, tales desvelos, / pesares y fatigas
debió pasar, que al suelo / la flor cayó marchita.
Quedando al poco tiempo, / de tanta lozanía,
sobre un tallo muy seco, / dos hojas retorcidas…
Pero gallarda y fresca, / sobre la fuente fría,
mirábase en las ondas / la hermosa siempreviva.
NO OLVIDES LOS EFECTOS / DE ESTA PASIÓN MALIGNA,
QUE ENSALZA AL ENVIDIADO / Y MATA A QUIEN ENVIDIA.