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EL ALCORNOCAL: Pues digo yo que no vendría mal que alguien de los...

Pues digo yo que no vendría mal que alguien de los presentes en la foto nos dijera, nos comentara algo sobre las personas y el acto que ahí se celebra.

Hablando de escribir; dice mi gato Camilo, que con lo bonito y lo beneficioso que es escribir y con lo fácil que lo tenemos con estos medios tecnológicos tan maravillosos, y qué poco escribe la gente. Con lo difícil que siempre lo tuvo él y lo que le gustó hacerlo. Todo lo tenía que hacer a mano, y mucho de ello hasta con pluma estilográfica. Bueno, la pluma: dice mi gato que a él le gustaba muchísimo escribir con pluma estilográfica: él siempre tuvo plumas estilográficas. No solían ser muy caras, claro. Dice que la estilográfica más cara que tuvo le costó 5.000 pesetas el juego. Dice que escribió y disfrutó muchísimo con ella. También dice mi gato que, ha leído (porque eso también lo hace mucho él), que el acto de escribir a mano hace que se pongan en movimiento unos 500 músculos de nuestro cuerpo. ¿Tantos? No sé, este gatooooo me cuenta a cada cosa que no sé yo, no sé yo. Dice que cuando era un gato chiquito, le gustaba, (además de no tener otro sitio donde hacerlo) escribir sobre el polvo de los caminos y sobre la arena de los arroyos. También en la cascara de los árboles. Dice que escribía el nombre de las gatitas que le gustaban; que debían de ser muchas; pues siempre estaba escribiendo en este o aquel chopo. Ah, dice mi gato Camilo que también escribía su nombre y el de otras gatitas en una chapa que cubría la madera de la puerta que entonces tenía la iglesia de Alcornocal. Dice que no sabe si aún sigue esa puerta con esa chapa galvanizada en la cual y no sólo él escribía su nombre y el de las gatitas del pueblo. Jo, que de nombres había allí. Se podía leer: -El gato fulano quiere a la gata mengana jajaja Muchas veces sucedía que la tata mengana no sabía que gustaba al gato fulano, pero ese era el primer paso jajajaja

Y siguiendo con el tema de mi gato Camilo, dice él que nos va a contar una historia que le paso a él un día que se fue a dar una vuelta por la iglesia de Alcornocal. Dice que estaba él allí mirando y vio a otros gatos mayores que andaban por allí y le dijeron: -Qué haces por aquí, gato canijo. Vengo a dar una vuelta. ¿Te vienes con nosotros? ¿A donde? A ligar: vale, me voy con vosotros. En esto que apareció un perro mastín y todos salieron corriendo dándole vueltas a la iglesia; él que era el mas chiquito ya estaba cansado de tanto ligar y les dijo a los mayores: -Oídme, yo voy a ligar un par de vuelas mas y me largo a mi casa jajajajajajaja

jajajaja La madre que pario a mi gato, lo que me reí cuando me lo contó.

Saludos