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EL ALCORNOCAL: Me supongo (RA), que usted tampoco querrá revelar su...

German, creo que el latonero tenia una hija y cuatro hijos que se llamaban (de mayor menor) Antonio, Fernando, Celestino y Pedro, el cual creo que era de tu edad

Dice mi yayo que Antonio Girón, latonero y barbero, se vino a Barcelona con su hijo Antonio, ya fallecido tb. Cree que su hija se llamaba Consuelo y hasta tiene una foto de su enlace que buscará y me dará para que la suba. Porque mi yayo fue amigo de Antonio y Macabea (q. e. p. d.).
Se emociona cuando habla de su pasado, de su tierra, de sus gentes. A mí me encanta escucharle.

Simplemente decir, que me acuerdo de Macabea, que decis ha fallecido. Creo que esta chavala (en su tiempo), trabajo en casa de Francisca (esta vivía en la primer casa de la calle Ancha y creo que se marcho a vivir con su hijo a Benalmadena (Malaga) donde tenían una tienda en el barrio Arroyo de la Miel

Tengo entendido desde hace tiempo, que Macabea se caso con uno del latonero, ignoro el nombre.

Si localizo una fotografía del grupo escolar de mis tiempos en los que están Serafina, Joaquinita, Josefina las primas de estas, la maestra y claro está yo misma. Os la pongo. Son bonitos los recuerdos. Mari Carmen

En el siguiente enlace (palabras en rojo), hay mucho que ver de Alcornocal, no es tan antiguo como de lo que hablan aquí, pero quizás reconozcan a alguien de los mayores que salen.

Me supongo (RA), que usted tampoco querrá revelar su identidad ¿Verdad? De todas formas le agradezco el enlace que nos ha dejado. Gracias a eso he podido ver y recordar nuestra iglesia por dentro. Curiosamente me he fijado mucho en la empalizada de su techumbre. Así es como la recordaba. Y casi que he llegado a percibir el tan agradable olor que dejaban a su paso, las mocitas de la época que accedían desde la entrada hasta las primeras fila. Los mocitos quedábamos en las filas traseras y no era por casualidad, no. Lo hacíamos porque como no sabíamos cuando había de sentarse, levantarse y mucho menos arrodillarse; pues así nos fijábamos en los que teníamos delante y los imitábamos. Otra de las razones y creo que era la principal, era que así veíamos a las mocitas cuando entraban. Las veíamos por delante, por detrás y del lado en que estuviéramos. Disfrutábamos así de su belleza que no era poca, de lo bien arregladitas que iban y sobre todo de su perfume. ¡Qué delicia percibir su perfume! Y sobre todo estabas pendiente de cuando entraba la chica que te quitaba el sueño. ¡Cómo te latía el corazón a su paso! Ah, recuerdo que me encantaba oírlas cantar. Jo, qué bien lo hacían. Yo en lo que más me fijaba era en las chicas y también me fijaba mucho en la Santa Cruz. A la que le rezaba lo poquito que sabía y le pedía cosas.

Y ya, finalizo diciendo que de tosas las personas que he visto en las distintas fotografías que he observado; solo he reconocido a Pablo Chacón, José Cuesta y a su esposa Argimi. Y también a mi querido amigo Antonio el de la Almudena (así se le conocía) Q. E. D.