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Esta foto es de los primeros años de explotación minera en El Cabril. Muchos mineros de las aldeas de la zona, por razones de distancia, establecieron este asentamiento en las inmediaciones de la explotación minera y se trasladaron a vivir allí con sus familias. Luego vino lo que se llamó el poblado nuevo, que aunque deshabitado, aún se conserva hoy. Está algo distante del asentamiento que se ve en la foto, el cual, ya no se conserva.
Actualmente, en El Cabril están ubicadas las instalaciones de la empresa ENRESA, dedicada al tratamiento, neutralización y almacenamiento de residuos radioactivos.
En aquellos años, últimos cuarenta y primeros cincuenta, cuando las minas estaban en explotación, en el tiempo que duró este humilde asentamiento, nacieron en él un buen número de personas, las cuales guardan un lejano recuerdo de él, pero es el lugar donde nacieron y vivieron sus primeros años de infancia.
El acceso a El Cabril está controlado. Sólo se pueden visitar las zonas permitidas y con autorización y guía de la Dirección de ENRESA.
Dichas visitas están enfocadas a dar a conocer al visitante de cualquier nivel, desde el simplemente curioso hasta el de formación científica, las actividades que allí se realizan y la excelencia, calidad, seguridad y transparencia de los trabajos que se efectúan relacionados con el tratamiento y almacenamiento de residuos radioactivos.
Por cierto, una labor bastante ardua, dado los años de oscurantismo en los que nadie sabía realmente nada cierto de lo que se hacia en la zona.
Nuestro recuerdo y gratitud a aquellas personas que acortaron sus vidas trabajando duramente en las minas de uranio en aquellos años.
Actualmente, en El Cabril están ubicadas las instalaciones de la empresa ENRESA, dedicada al tratamiento, neutralización y almacenamiento de residuos radioactivos.
En aquellos años, últimos cuarenta y primeros cincuenta, cuando las minas estaban en explotación, en el tiempo que duró este humilde asentamiento, nacieron en él un buen número de personas, las cuales guardan un lejano recuerdo de él, pero es el lugar donde nacieron y vivieron sus primeros años de infancia.
El acceso a El Cabril está controlado. Sólo se pueden visitar las zonas permitidas y con autorización y guía de la Dirección de ENRESA.
Dichas visitas están enfocadas a dar a conocer al visitante de cualquier nivel, desde el simplemente curioso hasta el de formación científica, las actividades que allí se realizan y la excelencia, calidad, seguridad y transparencia de los trabajos que se efectúan relacionados con el tratamiento y almacenamiento de residuos radioactivos.
Por cierto, una labor bastante ardua, dado los años de oscurantismo en los que nadie sabía realmente nada cierto de lo que se hacia en la zona.
Nuestro recuerdo y gratitud a aquellas personas que acortaron sus vidas trabajando duramente en las minas de uranio en aquellos años.