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Cuando apena los días empezaban a ser soleados, se sentía la primavera en la sangrede los chiquillos de aquella época. Los pájaros empezaban a hacer sus nidos, y nosotros empezábamos a ponernos al día con el tirador, yo recuerdo que había un olivar a la izquierda de Peñagarcía según se mira desde el pueblo y allí cogíamos las mejores horquillas de las ramas para hacer el tirador, mucho antes que hubiera pajarillos culones en las ramas pidiéndoles comida a sus padres, nosotros nos entrenábamos con el tirador tirándole a los botes a ver quien tenía mejor puntería, buscábamos zapatos viejos en los estercoleros para hacer la zapatilla donde iba puesta la piedra, también gomas de cubiertes de bicicletas, cuaquier niño que se apreciara, debía tener un buen tirador y un mínimo de puntería para matar pájaros lagartos o cualquir gato que te encontraras por las calles o algún perro sin amo conocido, le tirábamos a las ranas a los pajarillos culones que saltaban de rama en rama o a la pájara que estaba incubando los huevos en el nido. Entonces no lo sabía lo comprendí des pues el porqué de aquella violencia hacia los demás esa cultura de la muerte contra los maás débiles de nuestro entorno, (en compensación, en el lugar que vivo hay muchos pájaros que hacen sus nidos sin ninguna amenaza humana tambien hay lagartos y serpientes y aparte de que me dan algún susto, admiro que aún queden, a pesar de todos, animales por el campo libremente). A pesar de todo, aquellos años de libertad inconsciente por los campos de la Raña, a pesar de la alpargata de mi madre, de los estirazones de orejas de don José Cortés, vivir en la Raña aquellos años es lo más bonito que me ha pasado en mi vida. Paco.
Hola chicos buenas noches pronto estare con vosotrosel lunes me quedo sin niños paco tus historias de los pajaros y como lo cuenta de verdad me a emocionado y ati rafa por favor sigue tespertandono buenas noches