Yo recuerdo cuando era
joven que la mejor
receta para que una persona rindiera y no se desmayara, se le daba y
pan chico tierno y un trozo de jamón entre gordo y magro como el puño de un tonto y ya iba apagado.
Sobre el
cerdo ibérico hinojoseño, ya no tengo datos porque la cabaña creo que casi desapareció. Sobre los años 60 y anteriores, había en casi todas las
fincas unos
cerdos negros, sin pelo y con poca talla que eran los autóctonos de esta zona pero como no tenían controladas las enfermedades
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