Un hombre ya de cierta edad, tenía una
finca por la que pasaba un
río y el pobre hombre por sus achaques, tenía el cortijo un poco abandonado. Un día decidió darse una vuelta por allí y de paso se llevó un cesto para echar en él una poquilla
fruta de ´sus
árboles.
Cuando venía de vuelta y pasaba junto al rio, oyó las risas y voces de unas muchachas que se bañaban. Se acercó y vió que estaban completamente desnudas. Ellas al verlo se fueron a la parte más honda, donde solo sacaban fuera las cabezas.
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