Encargó un caballero al célebre poeta Quevedo unos versos en que le nombrase a él, a su dama y al poeta mismo. Este escribió:
Don Antonio Pimentel
(aquí entra él)
unos versos me pidió
(aquí entro yo)
para Lucinda la bella
(aquí entra ella);
y es tan infeliz mi estrella
que, aunque quise discurrir,
nunca supe qué decir, ... (ver texto completo)
Don Antonio Pimentel
(aquí entra él)
unos versos me pidió
(aquí entro yo)
para Lucinda la bella
(aquí entra ella);
y es tan infeliz mi estrella
que, aunque quise discurrir,
nunca supe qué decir, ... (ver texto completo)