Estaba mi primo Cipriano que iba con prisas, dando vueltas y más vueltas a la la
Plaza, intentando desesperadamente aparcar el
coche.
Da una vuelta, espera, va un poco más lejos, espera, da otra vuelta...
Nada...
Tirandise de los cuatro pelos que tiene, levanta la vista al
cielo y dice:
"Señor, si me encuentras un hueco para aparcar te prometo rezar de vez en cuando, ir a misa todos los domingos, ayunar en esta cuaresma y también iré en todas las
procesiones de
Semana Santa.
Entonces, de forma
... (ver texto completo)