La vecinita de enfrente, no, no,
no tiene los ojos grandes,
pero tiene dos verrugas, sí, sí,
que parecen dos tomates.
Nunca ha pintado su
reja,
nunca lavó los cristales,
y la cabeza la tiene
lo mismo que un melón grande.
Y los hombres cantan a la rueda, rueda,
ya viene la tonta, sálvese quien pueda.
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