A Benito se le representa habitualmente con el libro de la Regla, una copa rota, y un cuervo con un trozo de
pan en el pico, en memoria del pan envenenado que recibió Benito de parte de un sacerdote de la región de Subiaco que le envidiaba.
San Gregorio cuenta que, por orden del
santo, el cuervo se llevó el pan adonde no pudiera ser encontrado por nadie.
Algunos creyentes invocan a san Benito para protegerse contra las picaduras de las ortigas, el veneno, la erisipela, la fiebre y las tentaciones.
Es
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