Mi vecina Consolación, que está ya entradita en años la buena mujer, fue un día a la
parroquia y le dijo al señor cura. Verá vd. Padre; Yo siempre he venido a esta parroquia a rezar. Primero por mi salud, pero mis achaques cada vez van peor. Segundo porque mi marido dejara el vino; lo dejó ahora bebe vodka. Tercero porque mi hijo terminara la carrera de
abogado; ahora es repartidor de fiambres. Cuarto porque mi hija me diera la dicha de hacerme abuela; ¡Nada ¡La pareja de mi hija es una muchacha
... (ver texto completo)