Espíritu inmortal de la
antigüedad,
Padre de lo verdadero, lo hermoso y lo bueno.
Desciende, preséntate,
Derrámanos tu luz sobre esta tierra y bajo este
cielo,
Que fue el primer testigo de tu imperecedera fama.
Dad vida y vivacidad a eso nobles
juegos
Arrojad, guirnaldas de
flores que no palidecen
¡A los victoriosos en la carrera y en la contienda!
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