Un día, Cipriano acompañó a su abuela a hacer unos recados y ésta le compró una piruleta, con tan mala suerte que se le cayó al suelo. Inmediatamente, Cipriano la recogió y se la volvió a meter en la boca.
- ¡Cipriano! (le dijo su abuela al verlo) No seas guarro, que las cosas del suelo no se cogen.
Molesto, Cipriano tiró la piruleta a a la papelera y al salir del
mercado, su abuela tropieza en un bordillo y se cae.
- ¡Ay! Cipriano, ayúdame a levantarme.
- No, no, abuela, que las cosas del suelo
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