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El pequeño crucifijo fue hallado en 1734 en la puerta de Santa Brígida. Cuenta la tradición que el Cristo sólo debe bajar al pueblo en presencia de catástrofes como plagas, sequías, recuerdo misas para pedir la llegada del agua... pero esto se rompió el otoñal octubre del 2000, promesa rota por el Jubileo y en recuerdo