Mari Carmen era un
comercio de comestibles que había enfrente de la
ermita de
San Sebastian, recuerdo perfectamente todabia los olores de aquella
tienda, era una mezcla entre chocolate, bacalao, escabeche y naranjas Washintonas. También recuerdo unos caramelos muy gordos, como huevos de codorní, los había con sabor a menta y a fresa; no estaban muy buenos, pero eran muy bonitos, yo tendría cinco o seis años y entonces vibíamos en el Morconcillo.